Mediados de los años 80 del pasado siglo. Estamos en la Plaza Tirso de Molina, sin duda uno de los puntos de encuentro de los vecinos del barrio de La Alhóndiga. Como podemos ver, los desgastados ladrillos que formaban los bancos pedían a gritos una remodelación. Era ya más de una década de vida la que esos sencillos bancos de obra acumulaban siendo testigos de charlas, confidencias, cotilleos y juegos infantiles en su recordada arena. La chavalería gastaba energías y merendaba bocadillos de chorizo o de nocilla mientras jugaba a la comba o a la goma, al gua, o a la peonza, o improvisaba carreteras para jugar a las chapas. Los bajos de los bancos, las recordadas “cajoneras”, servían de portería y se podía jugar a la pelota sin ningún cartel que lo prohibiera, ni obstáculos que ocuparan el espacio público.

Las recordadas «cajoneras» de la Pza. Tirso de Molina, protagonistas de los juegos infantiles de la época.
Foto: Familia Pérez Pascual
Poco tiempo después Tirso de Molina se remodeló, un aparcamiento, no exento de polémica, se llevó por delante buena parte de los árboles que daban sombra en el verano. Se cambió la arena de los juegos infantiles por el caliente asfalto donde se acumulan las terrazas de los bares y los jóvenes se hicieron mayores, formaron sus propias familias y muchos se fueron del barrio.
La foto nos habla de un espacio lleno de vida donde predomina la gente joven y los niños. Sin duda una imagen muy distinta a la que podemos contemplar en la actualidad donde la gente mayor es la que ocupa nuestras plazas en busca de la charla con la que aliviar la soledad.
Los protagonistas han cambiado pero la plaza de Tirso de Molina sigue siendo un lugar de encuentro y participación de los vecinos. En próximas entradas iremos recordando momentos importantes de la historia de este espacio tan importante para el barrio de La Alhóndiga.
Texto: Amalia Pascual.
Foto: Familia Pérez Pascual.
Gran post tanto para los ciudadanos de la Alhóndiga como para los que no lo son como yo.
Con este artículo habéis conseguido que recuerde mi infancia en una plaza que había en mi barrio hará unos 30 años, muy similar a Tirso de Molina, ya no estéticamente sino en lo que a vivencias se refiere, vivencias de plazas en general donde las mujeres charlaban y los hombres charlaban y las niñas y los niños le daban alegría al lugar.
Personalmente debo decir que yo era más del gua y de las chapas, la peonza nunca se me dio bien, me daba una rabia… jajaja
Gracias por el comentario Davitociber. Te animamos a seguir participando.